Letras Libres, December 16, 2015: Difference between revisions
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En un principio, en principio, jamás se pensaba que los rockers tenían que escribir un libro. Ya escribían canciones, ¿no? Y –si sentían ganas de algo más– ahí estaba el recurso del álbum conceptual que tantas vergüenzas ajenas y alguna alegría dieron a sus seguidores. De acuerdo: de tanto en tanto salía a la superficie el capricho más o menos pertinente (volúmenes delgados con tendencias al juego palabrero y alucinatorio como Por su propio cuento/Un españolito en obras de [[John Lennon]] o ''Tarántula'' de [[Bob Dylan]]); pero jamás de los jamases se pensaba que se tenía que contar la propia vida, porque para eso estaban los hagiógrafos a sueldo o las aves de rapiña no autorizadas. A veces alguien como [[Paul McCartney]] se sentaba a conversar con Miles. O [[Ray Davies]] se arriesgaba a una más que admirable rareza como x-Ray. Eran fenómenos esporádicos. | En un principio, en principio, jamás se pensaba que los rockers tenían que escribir un libro. Ya escribían canciones, ¿no? Y –si sentían ganas de algo más– ahí estaba el recurso del álbum conceptual que tantas vergüenzas ajenas y alguna alegría dieron a sus seguidores. De acuerdo: de tanto en tanto salía a la superficie el capricho más o menos pertinente (volúmenes delgados con tendencias al juego palabrero y alucinatorio como Por su propio cuento/''Un españolito en obras'' de [[John Lennon]] o ''Tarántula'' de [[Bob Dylan]]); pero jamás de los jamases se pensaba que se tenía que contar la propia vida, porque para eso estaban los hagiógrafos a sueldo o las aves de rapiña no autorizadas. A veces alguien como [[Paul McCartney]] se sentaba a conversar con Miles. O [[Ray Davies]] se arriesgaba a una más que admirable rareza como ''x-Ray''. Eran fenómenos esporádicos. | ||
Pero los jóvenes envejecen y tienen más tiempo libre. Y, de un tiempo a esta parte, pareciera que no puedes considerarte una verdadera estrella si no has puesto por escrito cómo fue que te encendiste e iluminaste. Así, en los últimos años, hay tres bestsellers/cumbres muy altas del formato a las que aspirar: la dicción cuasi noir con memoria selectiva de las magníficas ''Crónicas. Volumen i'' de Bob Dylan, las órbitas centrífugas de la adoradora a adorar Patti Smith en Éramos niños (y su reciente secuela ''m Train'') y el recuento picaresco de crápula encantador en '' | Pero los jóvenes envejecen y tienen más tiempo libre. Y, de un tiempo a esta parte, pareciera que no puedes considerarte una verdadera estrella si no has puesto por escrito cómo fue que te encendiste e iluminaste. Así, en los últimos años, hay tres bestsellers/cumbres muy altas del formato a las que aspirar: la dicción cuasi noir con memoria selectiva de las magníficas ''Crónicas. Volumen i'' de Bob Dylan, las órbitas centrífugas de la adoradora a adorar Patti Smith en ''Éramos niños'' (y su reciente secuela ''m Train'') y el recuento picaresco de crápula encantador en el ''Vida'' de [[Keith Richards]]. Bajo esta santísisma trinidad, un montón de intentos fallidos previsibles (las páginas frígidas de [[Sting]] o [[Eric Clapton]]), alguna inexplicable decepción (el ''Who I Am''. Memorias de Pete Townshend), el fárrago petulante con destellos gloriosos de Morrissey (''Autobiography''), y las involuntariamente desopilantes reminiscencias de [[Neil Young]] (El sueño de un hippie y ''Special Deluxe. Mi vida al volante''), obsesionadas con trenes eléctricos y automóviles varios. | ||
Ahora, se suman a la fiesta las casi setecientas páginas de ''Unfaithful Music & Disappearing Ink'' de Elvis Costello en tándem con el inevitablemente parcial pero imprescindible y muy personal doble cd antológico [[Unfaithful Music & Soundtrack Album]]). Todo hacía pensar que el de Costello iba a ser uno de los buenos. Costello (nacido Declan Patrick MacManus en Londres en 1954, en activo desde 1970) siempre fue un tipo de amplio vocabulario (ahí están las letras de sus canciones y aquí ese momento impagable en el que Dylan suelta una carcajada cuando le oye decir la palabra “amanuense”), un más que sensible e implacable conocedor de su oficio (comprobarlo visionando las dos temporadas de [[Spectacle]], su talkshow de tv), y un sarcástico con los demás y cruel consigo mismo testigo de lo que lo rodea o lo que lleva dentro (estudiar sus exhaustivas liner notes para la reedición a principios de este milenio en el sello Rhino de todo lo suyo entre 1977-1996). | Ahora, se suman a la fiesta las casi setecientas páginas de ''Unfaithful Music & Disappearing Ink'' de Elvis Costello en tándem con el inevitablemente parcial pero imprescindible y muy personal doble cd antológico [[Unfaithful Music & Soundtrack Album]]). Todo hacía pensar que el de Costello iba a ser uno de los buenos. Costello (nacido Declan Patrick MacManus en Londres en 1954, en activo desde 1970) siempre fue un tipo de amplio vocabulario (ahí están las letras de sus canciones y aquí ese momento impagable en el que Dylan suelta una carcajada cuando le oye decir la palabra “amanuense”), un más que sensible e implacable conocedor de su oficio (comprobarlo visionando las dos temporadas de [[Spectacle]], su talkshow de tv), y un sarcástico con los demás y cruel consigo mismo testigo de lo que lo rodea o lo que lleva dentro (estudiar sus exhaustivas liner notes para la reedición a principios de este milenio en el sello Rhino de todo lo suyo entre 1977-1996). |
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